Ana es una joven de 30 años de esas, es vibrante y llena de energía, siempre había creído en el amor. Para ella, el amor era un lazo profundo, una conexión que se formaba entre dos almas destinadas a encontrarse de una forma u otra, y no era solamente un tema religioso, fue lo que vio toda su vida y lo que sus padres le inculcaron. Sin embargo, un día, su perspectiva cambió por completo. Ana conoció a David en una exposición de arte. Su conexión fue inmediata y chispeante. Empezaron a salir y, rápidamente, su relación floreció. Unos meses más tarde, Ana conoció a Marta en una clase de yoga. La conexión con Marta fue igualmente intensa, pero diferente. Mientras su amor por David seguía creciendo, se dio cuenta de que también estaba enamorada de Marta. Al principio, Ana estaba confundida. ¿Era posible amar a dos personas al mismo tiempo? ¿Cómo podría gestionar estos sentimientos sin hacer daño a nadie? Fue entonces cuando descubrió el concepto del poliamor, y más específicamente, de las relaciones en V. Decidió sentarse con David y Marta para hablar abierta y sinceramente sobre sus sentimientos. Contra todo pronóstico, ambos estuvieron dispuestos a intentarlo. Juntos, establecieron reglas claras, trabajaron en su comunicación y aprendieron a compartir su tiempo y amor. Hoy, Ana, David y Marta viven una vida plena y satisfactoria, demostrando que el compromiso no tiene límites y que, con el entendimiento y la cooperación adecuados, es posible construir relaciones profundas y significativas con más de una persona.