Cuando una relación tiene ya algún tiempo, sucede algo, te das cuenta de que conoces casi que perfectamente a tu pareja, sus gestos, sus muecas y hasta la más mínima expresión facial, pero, aunque esto podría parecer algo positivo, no lo es, porque nos lleva por el camino de asumir que, como nuestra pareja nos conoce y debe saber cómo nos sentimos si habérselo dicho o, saber que a tu pareja le sucede algo pero, crees saber el porqué, aunque no sea así. En ambos casos es algo absolutamente perjudicial para la relación.