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Description

Andrea y Julián llevaban tres años juntos. Y aunque se amaban, algo en su intimidad había cambiado. El sexo se había vuelto una rutina cronometrada: besos rápidos, ropa al piso, dos movimientos, un intento de orgasmo… y listo. Después, silencio. Casi siempre ella fingía. Casi siempre él sospechaba. Una noche, mientras se abrazaban en la cama, Andrea le dijo en voz bajita: “Extraño cuando hacíamos el amor lento… como si tuviéramos todo el tiempo del mundo”. Y Julián se quedó callado. Porque también lo extrañaba. Extrañaba cuando el cuerpo no era una máquina. Cuando los besos no tenían prisa. Cuando tocar era suficiente. ¿Te ha pasado? ¿Sentir que todo ocurre demasiado rápido como para realmente disfrutarlo? Hoy quiero hablarte de algo que tal vez no sabías que necesitabas: sexo lento. Una forma de hacer el amor que no se basa en la cantidad, ni en el rendimiento, sino en la presencia, la conexión y el placer real, ese que va más allá del orgasmo. Prepárate, porque en este episodio vamos a redescubrir cómo desacelerar puede ser el mejor afrodisíaco. Y cómo volver al ritmo del cuerpo… es volver a ti, y al otro.