Dicen que hay decisiones que cambian el rumbo de una vida… y luego están esas que cambian dos. Imagínalo: una pareja sentada en el sofá, una taza de café en medio, y una pregunta que parece simple… pero no lo es. “¿Tú quieres tener hijos?” Silencio. No hay respuesta inmediata. Solo una mirada larga, llena de miedo, de amor, de dudas, de historias familiares que aún pesan. Porque decidir tener o no tener hijos no es solo una elección biológica… es una decisión existencial. Y lo más complejo no siempre es lo que se responde, sino desde dónde se responde: ¿Desde el deseo profundo? ¿Desde la costumbre? ¿Desde el miedo a quedarte solo o sola? ¿O desde el amor que quiere expandirse, pero no sabe cómo? Hoy hablaremos de eso. De lo que ocurre cuando esta decisión se toma por inercia… o cuando se posterga hasta que el silencio se convierte en resentimiento. Exploraremos cómo reconocer tus verdaderas motivaciones, cómo abrir el diálogo con tu pareja sin que se convierta en una batalla, y sobre todo, cómo tomar una decisión alineada con quien realmente eres. Porque en el fondo, decidir tener o no tener hijos es decidir cómo quieres vivir tu amor, tu libertad y tu futuro.
