No puedo contenerte,
pero tampoco te dejaré pasar.
Seguiré el aroma de tus cabellos al viento
y el incendio que dejas al caminar.
Seguiré tu cintura y tus caderas,
seguiré tus piernas y tu andar.
El trigo que siembras con los ojos
y los suspiros que vuelan al respirar.
Seguiré tu cuello, tus labios y tu frente,
el rojo atardecer que sangra en libertad.
Las olas de tu playa y tu corriente
y el vuelo sin alas de vivir y amar.