Por el mar corre cabalgando el alba,
vestida toda de azucenas blancas.
Viene ligera a clavarme en el pecho
el afilado cuchillo de la esperanza.
Por el mar llega reluciente el alba
a cegarme con tu desnudez cándida.
Y antes que cante el gallo sus versos
de agua, me tienes en tu red de algas.
Por el mar vuelve a besarme el alba
con tus rojos labios cada mañana.
Y me trae suspiros de ansias saladas
para arrastrarme ciego hacia tus playas.