Voy arrastrando la misma cadena,
que me ata siempre al eterno pasado,
que me hunde en la honda tierra negra
y me pesa de amor sin alas y desplumado.
Un cordón umbilical de hierro frio,
recuerdos que golpean sin manos.
Una ventana cerrada hacia el olvido
y una puerta abierta a lo que dejado.
Y soy yo, un cadáver vivo de historia,
un muerto descalzo de futuro anticipado.
Ola suspendida entre el mar y la arena,
muelle abandonado en limbo solitario.
Voy arrastrando la misma cadena,
día a día, noche a noche, rato a rato.
Con paso lento ajeno al paso rápido
hacia el nido de los pájaros sin canto.