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Luciendo un gorra negra sobre una balaca de colores que cubre su larga cabellera, una blusa polo fucsia, un jean azul desteñido, que sostienen dos estuches negros en donde guarda, en uno de ellos el celular y en el otro el dinero que recoge, y calzando unas zapatillas negras, de lunes a sábado, desde las 7 de la mañana a 3 de la tarde, en el separador vial que sirve de paradero de buses de servicio público antes de llegar a la plazoleta Jairo Varela, se ubica Laura Vargas, una santandereana que llego a Cali hace 24 años, para trabajar, como “Calibradora” y regular los tiempos entre las diferentes rutas de buses.

Esta mujer, que “calibra” el tiempo entre cada bus que circula por este sector del centro de Cali, desde hace 13 años, lo apunta con un lapicero de color azul sobre varias hojas blancas que tiene sobre una tabla de color azul y un reloj, ya desteñido por el tiempo.

En promedio, Laura, madre de dos hijos, uno de ellos residente en los Estados Unidos, recibe entre 600 y hasta 2 mil pesos por cada conductor a quien le da el tiempo.

Escuche la historia de vida de esta "calibradora".