Decir que el ser humano ha sentido la idolatría como una necesidad en el pasado sería correcto en parte. El ser humano tiene la necesidad de rodearse de ídolos, y como esa necesidad se muestra consustancial con su naturaleza, tan lógico es que los ídolos hayan acompañado al hombre en el pasado, como que lo hagan en el presente y de seguro que lo harán en el futuro.