Me importa un pepino tener que ponerme gafas graduadas, para leer.
Ni me importa teñirme el pelo de rubio platino, cuando en mi cabeza me asomen las canas.
No me importa que mi piel se vaya surcando y ya no esté tan lozana. Me doy bien de cremas, me pongo pestañas, me pinto las uñas y salgo a la calle cual Reina entronada.