En este episodio hablamos de todo lo que el cuerpo siente, soporta y —a veces— no puede con tanto. Desde el efecto real de la Coca-Cola en nuestro organismo y los traumas del test de Cooper en el colegio, hasta por qué algunos sentidos parecen más despiertos que otros.
Entre risas y confesiones, Alejandra descubre que Kevin no sabe nadar, mientras él confiesa su nula paciencia con los niños. Un episodio tan humano como absurdo, donde entendemos que el cuerpo no siempre obedece… y que, a veces, flotar también es un acto de fe