Un 23 de junio de 1937, el presidente Cárdenas nacionalizó los ferrocarriles.
La mayoría de los ferrocarriles de aquel entonces estaban administrados por empresas extranjeras y solo unos cuantos eran de origen nacional.
Por ejemplo, el Ferrocarril Sud-Pacífico de México estaba bajo régimen del ferrocarril estadounidense Southern Pacific y algunas vías del noreste de México eran del ferrocarril Atchison, Topeka & Santa Fe. En el centro del país operaba la empresa Ferrocarril Central Mexicano, originalmente de capital extranjero.