Una vez demostrado que la ley no tiene como función principal producir vida o la condición de hijos de Dios, Pablo procede ahora a argumentar que la ley nos conduce a Cristo para ser declarados herederos de Dios.
En este pasaje se describe cuáles son los resultados de dicha unión con Cristo y se abre un nuevo tema en la carta: la condición de los que no viven bajo la ley sino bajo la justicia de Cristo.
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