Como hijos de Dios debemos tener claro que nuestra identidad no depende de nuestra crianza ni del entorno en el que vivimos; nuestra identidad está en el Señor Jesucristo. Si bien es cierto, antes de conocerlo a Él eramos esclavos del pecado, pero desde el momento de nuestra conversión ahora lo somos del Señor. Ya no vivimos conforme a la carne, ahora vivimos conforme al Espíritu. En este sermón veremos las implicaciones que tiene someterse a la Palabra de Dios en la vida diaria como una muestra de santificación del creyente que lo hará conforme a la persona de Cristo. Más información en ibsoberanagracia.com