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(Natalicio de José Raúl Capablanca) En 1920, el ajedrecista cubano José Raúl Capablanca escribió su obra titulada Mi carrera ajedrecística para promover su candidatura al título de campeón mundial. Dio resultado, ya que el año siguiente, cumplidos sus treinta y dos años, no sólo participó en el Tercer Campeonato Mundial de Ajedrez sino que se coronó campeón con su victoria sobre el entonces poseedor del título, el Gran Maestro alemán Emanuel Lasker, quien renunció después de perder cuatro partidas consecutivas. Pero esa no era la primera vez que había derrotado a Lasker. Lo había logrado hacía quince años, en un torneo de ajedrez rápido en el Club de Ajedrez de Manhattan, Nueva York, en 1906, cuando Capablanca tenía sólo dieciocho años. Entre 1914 y 1924 Capablanca perdió una sola partida, y se mantuvo campeón desde 1921 hasta 1927, cuando perdió el título ante el Gran Maestro ruso-francés Alexander Alekhine. De ahí que su biografía como miembro del Salón de la Fama del Ajedrez Mundial al que fue elegido en el año 2001 constate que José Raúl Capablanca, apodado «la máquina humana del ajedrez», tal vez fuera el mejor jugador natural de todos los tiempos, que derrotaba con frecuencia y aparente facilidad a diversos adversarios que tenían fama mundial.1 En las «Notas del autor» que escribió a modo de prólogo en su libro Mi carrera ajedrecística, Capablanca explica: «Este libro se propone satisfacer el interés general de que yo debiera contar los eventos y circunstancias que me han hecho llegar a lo que soy en el mundo del ajedrez. Al escribirlo, me he esforzado por decir la verdad. Pienso en ciertas partidas, posiciones y otras cosas, a riesgo de parecer en ocasiones extremadamente presuntuoso ante quienes no me conocen bien personalmente. Al engreimiento lo considero una tontería; pero más necia todavía es esa falsa modestia que en vano intenta ocultar lo que todos los hechos tienden a probar. »... Ha habido momentos en mi vida en los que estuve muy cerca de pensar que no podía perder ni un solo juego. Entonces fui derrotado, y esa derrota me trajo de vuelta del país de los sueños a la realidad. »Nada es tan saludable como ser [rotundamente derrotado] en el momento adecuado, [y de pocos juegos ganados he aprendido tanto como de la mayoría de mis derrotas]. »Por supuesto que no me gustaría ser derrotado en momentos críticos, pero por lo demás espero que en algún momento en el futuro pueda perder algunas partidas más si de ese modo obtengo el mismo beneficio que he obtenido de las derrotas en el pasado.»2 A eso mismo se refiere el apóstol Pablo cuando en su Carta a los Romanos nos asegura que los seguidores de Cristo como él tenemos motivo de alegrarnos al enfrentar pruebas y dificultades, pues sabemos que las tales derrotas nos ayudan a desarrollar resistencia, la resistencia produce a su vez entereza de carácter, y la entereza de carácter nos llena de esperanza.3 Carlos Rey
Un Mensaje a la Conciencia
www.conciencia.net 1 José Raúl Capablanca, Mi carrera ajedrecística, Anotado por el editor Miguel A. Sánchez (Ediciones Two Bishops, 2021), Edición Kindle, Contratapa; José Raúl Capablanca, Biography [Biografía], World Chess Hall of Fame [Salón de la Fama del Ajedrez Mundial] <https://worldchesshof.org/inductee/jose-raul-capablanca> En línea 28 mayo 2025. 2 Capablanca, Mi carrera ajedrecística, p. 20. 3 Ro 5:3-4