Había una vez un faro mágico que se encontraba en un antiguo cuadro en una pequeña galería de arte. Aunque parecía solo una pintura, en realidad era un faro encantado con poderes extraordinarios. Este faro tenía el deseo de ser servicial en el mar Mediterráneo, donde su luz pudiera guiar a los navegantes perdidos y protegerlos de los peligros del océano. Un día, un joven marinero llamado Marco visitó la galería de arte y quedó cautivado por el cuadro del faro. A medida que observaba la pintura, sintió una extraña conexión con ella y decidió comprarla. Cuando colgó el cuadro en su hogar, algo mágico sucedió. En medio de la noche, el faro cobró vida y su luz comenzó a brillar intensamente. Marco, sorprendido y emocionado, se dio cuenta de que tenía ante él un faro mágico capaz de cumplir su deseo de ayudar en el mar Mediterráneo. Sin perder tiempo, Marco se embarcó en un viaje para llevar el cuadro-faro al mar. Al llegar a la costa, colocó el cuadro en un pequeño bote y lo lanzó al agua. Para su asombro, el cuadro se transformó en un faro real, con una torre imponente y una luz brillante que iluminaba la noche. Con cada ocasión en la que un barco necesitaba orientación, el faro mágico enviaba un haz de luz que guiaba a los marineros a salvo. Los capitanes y tripulaciones quedaban maravillados y agradecidos por el faro milagroso que aparecía cuando más lo necesitaban. Pero el faro también tenía un enemigo, un malvado hechicero que estaba celoso de su poder. El hechicero intentó apagar la luz y destruir el faro mágico, pero no pudo hacerle daño. La magia del faro era demasiado fuerte y resistió todos los ataques. Marco, junto con los marineros que habían sido salvados por el faro, se unieron para protegerlo de las malvadas intenciones del hechicero. Juntos, formaron una alianza y lucharon contra el mal. Finalmente, lograron derrotar al hechicero y liberar su espíritu maligno. El faro mágico quedó libre de peligro y pudo continuar su misión de servir en el mar Mediterráneo. Los marineros lo llamaron "El Faro Protector" y se convirtió en una leyenda viva. A lo largo de los años, el Faro Protector se convirtió en un símbolo de esperanza y seguridad para todos aquellos que navegaban por el mar Mediterráneo. Su luz guiaba a los barcos a salvo, evitando naufragios y perdidas innecesarias. Y así, el faro que una vez solo existía en un cuadro se convirtió en una historia fantástica que trascendió el tiempo, recordando a todos que la magia y la ayuda desinteresada pueden existir en los momentos más inesperados.José Pardal.Autor:José Pardal
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