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En el caso que un sacerdote o cualquier otro hermano religioso desee recibir la investidura y convertirse por la gracia de nuestro señor Jesucristo en caballero templario, se deberá no solo al Padre celestial sino también a los oficiales y maestros del temple. No dejará su labor eclesiástica y las funciones que le corresponden siendo miembro de nuestra Orden, sino que la conversión o nombramiento le otorga un nuevo status entre los hermanos guerreros. Asimismo, un verdadero templario cristiano debe ser fiel a Dios y defender la Verdad. Jesús decía "... Yo soy la verdad y la vida... Yo soy la Luz de Este mundo..." (Aunque no fuera de Este mundo su reino y eso nos deja muy claro su mensaje). Para los caballeros templarios el hijo del hombre, el Cristo, el mesías, el nazareno, el redentor es camino que conduce derecho al Creador y por él se cumple toda promesa de salvación. Jesús no es un segundo plano, sino el primero de nuestra Orden y no se concibe un guerrero de Dios que no tenga por meta o destino caminar de la mano con él. Esto es, la imitación del maestro en el actuar cotidiano, la humildad y la virtud, la humanidad y la sencillez de carácter. Muchos habéis elegido ser necios o simples mendigos y esclavos de los vicios en este mundo. Muchos hombres y mujeres, sois esclavos del mundo, porque no conocen a Jesús. Muchos lo usan y hacen cosas en su nombre, pero no lo conocen. Si no puedes o quieres dejar de ser esclavo y depender de los vicios, no eres un seguidor de Cristo. El otro día me dijo un mediocre, que se cree templario porque fue investido en una ceremonia privada y presentado por otro mal cristiano, que Jesús bebía vino y los católicos cometían toda clase de iniquidades en el Vaticano. Por eso él fumaba, bebía sin llegar a la embriaguez y gustaba de las fiestas y la música del mundo. Por eso él muy imbécil publicaba sus vídeos vulgares en las redes y era un fiel seguidor de Satán (príncipe y Señor de la música no celestial). Y no lo pensé dos veces para bloquear su número, eliminarlo de mis contactos y como hermano del temple y de Cristo. No podemos dejar o permitir que tales recipientes de la oscuridad expandan su maldad entre los hermanos de la Orden templaria. Muchos viven confundidos, creyendo que pueden ser templarios y disfrutar del mundo. La regla del temple lo dejó claro desde la Edad Media "... Nos dirigimos a todos aquellos que habéis renunciado al mundo..." (Prólogo de la regla del temple, 1128).

"... Nos dirigimos en primer lugar a aquellos que desprecian seguir su propia voluntad y desean servir con pureza de ánimo en la caballería del rey verdadero y supremo, y a los que quieren cumplir, y cumplen con asiduidad la noble virtud de la obediencia..."