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Dom. 21 de septiembre.
Año de Nuestro Señor Jesucristo de 2025.

Hermanos:

Ante la pregunta sobre qué hacemos los caballeros templarios en Cuba, diré:

Lo primero es la historia. No se puede vivir en un país, sin conocer su historia. Los templarios no llegaron a la isla de Cuba, sino Cristóbal Colón, en el año 1492. A partir de esta fecha, el roce con España y los lazos que nos unen a esta nación, han dejado una huella imborrable en las familias cubanas. Apellidos como Rodríguez, Pérez, García, etcétera, son la base de nuestra sociedad o población. En este contexto, y con la introducción de mano de obra esclava desde el continente Africano, se desarrolló la economía en Cuba y también la literatura. Hay que decir una vez más, que nuestro idioma, el español, nos fue legado por los colonizadores y otras figuras de las letras en los albores de la naciente sociedad cubana.

Llegados al presente, y desde algunos años con el período especial... Cuba se ve afectada por una profunda crisis política, económica y social. Cuando fue separada de España, nadie pudo prever o imaginar lo que sería de aquel deseo de libertad e independencia. Norteamérica se hizo con el poder en el oriente, luego la isla cambió de gobierno en 1959, pero quedó atada al nuevo colonizador: los EUA.

No voy a detenerme en los hechos y mucho menos hacer de esta carta una arenga política.

Los templarios no somos políticos, si bien tampoco estamos ajenos a los procesos y las consecuencias que derivan de las decisiones gubernamentales en el mundo, y en Cuba.

Somos templarios. No aquellos que fueron llamados monjes y guerreros, sino los actuales caballeros y soldados de Cristo. Nuestra batalla es tan crucial hoy como la que antaño libraron nuestros hermanos. Más allá de la lucha terrenal, el templario se planteaba y era objeto de un doble combate: el físico y el espiritual, el del honor y la moral. De allí que la bandera del Temple fue y sigue siendo un estandarte bicolor (blanco y negro) llamado beauséant (bello, bien sentado) con una cruz de gules (roja).

Ese doble combate nos plantea una arrolladora verdad. El mundo no está regido solo por hombres. Las fuerzas del mal, las huestes de las tinieblas y sus recipientes, continúan tratando de ganar almas para sus legiones. Y nosotros, caballeros de Cristo, guerreros de la Luz, no podemos claudicar o permitir que suceda.

La batalla es en la mente y en el espíritu. Los problemas cotidianos hacen mella y laceran a todos. Los dardos y saetas envenenadas atraviesan escudos y cotas de malla. Por eso más que nunca hoy tenemos que armarnos con la Armadura de Dios, porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre (Efesios 6:12).

Más allá de la política y el Orden mundial, nuestra Orden existe para fortalecer y salvar almas, para que no sean entregadas y consumidas por la oscuridad. Fácil es caer y rendirse ante los problemas y las modas cargadas de vicios hoy. Como una manera de paliar o evadir el estrés causado por todo lo dicho anteriormente. Pero un verdadero templario resiste y ayuda también a otros a soportar las tentaciones.

Por último, recordad que sois hijos de Dios y no del maligno. Tratad de luchar contra los demonios con la coraza de la Fe y la espada de la verdad, para que no seáis derrotados o vencidos en vuestra mente y sea vuestra Alma oscurecida.

Es la nuestra una cruzada espiritual. No se mezclen hoy en los asuntos de otros. Dad al césar lo que Es del césar... Y a Dios, lo que Es de Dios.

Recuerden que no estamos solos. La luz nos guía. Podemos llorar o gritar como humanos, desear la muerte o querer matar... Pero Jesús nos llama a ser santos en el espíritu... Porque Él Lo Fue. Así como entregó su cuerpo, su sangre, pero no su Alma, nosotros debemos morir con igual valor y honor.

Sed puros en vuestros deseos y corazones. Valientes y decididos para expulsar las energías negativas y los malos deseos de vuestra mente.

Resistan hasta la muerte.
Ayuden a los demás.
Por Cristo.
Por el Temple.

Non Nobis Domine
Sed Nomini Tuo Da Gloriam

Salud y bendiciones.
Paz y prosperidad.
Para todos.
Amén.