Por qué las expectativas de las personas cambian, cuando ven por vez primera a quien tenían idealizado, a través de las redes sociales? Esto es lo que sucede cuando los humanos juzgan por la apariencia física y no por los conocimientos adquiridos y el verdadero valor de las personas que se debe medir por la humanidad, la honestidad y la humildad. A esto podemos sumarle otros valores y principios, cualidades todas muy buenas y merecidas, sobre todo en la figura de un Maestro del Temple. Como hemos comentado en otros capítulos, ser un Maestro del Templo no es para TODOS. De ser así, durante la Edad Media, de los 23 Maestres que tuvo la Orden a más de uno lo hubiesen calificado como negativo. Asimismo, como en toda organización o asociación creada y compuesta por los mortales, hubo casos de Expulsión y deserción. L'Ordre du Temple no fue la Excepción y eso la hace terrenal, no un ejército de dioses o semidioses como algunos la pintan. El caso es que, a pesar de esto y dentro de su mortalidad, los caballeros templarios fueron para la Época y también para nuestro siglo, una especie de guerreros muy organizados, valientes y emprendedores. Algunos le llaman fanáticos, pero yo sé de peores humanos que no fueron "monjes guerreros" como se les llamó. Aunque, los caballeros templarios no eran monjes, propiamente dicho. Fue un Abad cisterciense y supuesto mentor espiritual de la Orden, el que dedicó a la "nueva" caballería un texto que los catapultó a la fama. Este documento se llama "Líber Ad Milites Templi, De Laude Novae Militiae" o Libro de la Milicia del Templo. En este mensaje, San Bernardo hace una comparación entre la caballería secular y la caballería espiritual. También aborda otros aspectos de la batalla en el nombre de la Fe (Guerra Santa) y la dualidad de los caballeros templarios (Religiosos y Soldados). Fue, precisamente, el Maestre Hugo de Payns (uno de los caballeros fundadores) quién solicitó al mencionado Abad cisterciense su apoyo moral. En ese momento, San Bernardo gozaba de grande admiración y era llamado el doctor meloso, boca de miel y otros epítetos que hablaban por sí solos del monje orador. No fue sino después de varios pedidos o ruegos que San Bernardo accedió a escribir para los caballeros templarios la Exhortación o Libro de la Orden templaria. Cabe destacar que, en ese momento, el Maestre del Temple y sus compañeros (Pauperes Commilitones Cristi) no pensaban en las proporciones o el alcance que llegaría a tener este hecho. Igual mención se merece la entrada del Conde Hugo de Champagne a la Orden templaria, en 1125. Tres años después, durante las "Fiestas de San Hilario" en 1128-29 se celebró el Concilio de Troyes, donde se reconoce oficialmente la Orden templaria y se expone o presenta su propia regla. Resultando en la aprobación de la misma y el comienzo de una nueva etapa en la vida de los hermanos del Temple. A la muerte del maestre fundador le sucedió el caballero templario Sr (Fr) Robert de Craôn.
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