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Un alma en Cristo https://unalmaencristo.my.canva.site/redessociales 🎧 Audio 20 📘 Libro I Un alma en Cristo 20 de abril de 1984. 𝕍𝕀𝔼ℝℕ𝔼𝕊 𝕊𝔸ℕ𝕋𝕆 A las tres de la tarde. Estando en oración en la iglesia. Ha llegado el momento de entregar mi alma al Padre.
Todo se ha consumado, según la Voluntad divina. Como ejemplo para el mundo, he consumido mi tiempo, señalado ya en el Antiguo Testamento. Sin embargo, no estoy satisfecho. Yo he cumplido, pero, a pesar de las maravillas obtenidas, amo tanto a mis hijos que me entristezco al no poderlos salvar a todos. Hija mía, tus lágrimas adornarán tu vestido: serán perlas preciosas que lucirán en el juicio final. ¡Benditos los ojos que lloran por Mí! ¡Mira, la Iglesia vacía! Sólo tú y Yo estamos, estrechamente unidos por el amor. No llores, mi pequeña. Tus lágrimas, llenas de arrepentimiento, lavan tus culpas y te hacen más hermosa a mis ojos: te unen a las santas mujeres que lloraban por Mí. ¿No me dices nada más, Padre? Te contemplo, hija mía. Contémplame tú en la Cruz y pide por los que no han comprendido este Misterio de Amor infinito. Pequeña mía, tus remordimientos te delatan ante una falta cometida. Cuando se trata con amor al que creemos enemigo, no hay remordimientos. Cuando sabemos que hemos hecho lo que es justo, la alegría interior que experimentamos nos muestra que hemos obrado con justicia. En muchos casos nos preguntamos cómo debemos proceder o qué actitud debemos adoptar. ¿Qué hacer? ¿Es esto lo que mi Señor quiere que haga? Para estos casos Yo te digo: hay que someter a una sola verdad todo tipo de razonamientos: la verdad del Amor. Esta verdad nunca engaña: es el camino seguro para la santidad. 𝑮𝒓𝒖𝒑𝒐 𝑴𝒂𝒓í𝒂 𝑨𝒖𝒙𝒊𝒍𝒊𝒂𝒅𝒐𝒓𝒂 (1984). 𝑼𝒏 𝒂𝒍𝒎𝒂 𝒆𝒏 𝑪𝒓𝒊𝒔𝒕𝒐. 𝑳𝒊𝒃𝒓𝒐 𝑰