Listen

Description

Había una vez en las vastas tierras de Australia un marsupial llamado Olegario. Era un antechinus excepcionalmente valiente y decidido. Desde una edad temprana, Olegario se destacaba por su espíritu aventurero y su deseo inquebrantable de proteger a su especie. Cuando llegaba la época de apareamiento, Olegario se preparaba para enfrentar el desafío con determinación. Sabía que debía renunciar a algo tan vital como el sueño para asegurar el éxito reproductivo de su especie. Mientras otros antechinus descansaban plácidamente en sus madrigueras, Olegario se aventuraba en busca de hembras con las que compartir su amor. Noche tras noche, Olegario sacrificaba tres horas de sueño, dedicando cada minuto a la búsqueda de compañeras. Su aguante y perseverancia eran admirables, ya que día tras día se enfrentaba a la competencia de otros machos que también anhelaban encontrar parejas. No obstante, esta vorágine de actividad sexual tenía un precio. Después de su única temporada de apareamiento, Olegario se encontraba agotado y débil. Su cuerpo, desgastado por el esfuerzo y la falta de descanso, no podía soportar más. Pero su muerte no era en vano. Las crías nacidas de la unión de Olegario y las hembras se aferraban a la vida, ansiosas por descubrir el mundo que los rodeaba. Pero necesitaban alimentarse para crecer y desarrollarse. Ahí es donde los restos del valiente Olegario entraban en juego. Las crías y las hembras, en un acto de instinto y supervivencia, se alimentaban del cuerpo de Olegario. Su carne proporcionaba los nutrientes necesarios para que las crías crecieran fuertes y saludables. Era como si Olegario les diera su último regalo, asegurándose de que su legado continuara incluso después de su partida. La historia de Olegario se volvió legendaria entre los antechinus. Su valentía y sacrificio inspiraban a las generaciones futuras. Los antechinus aprendieron a valorar el sacrificio y la importancia de cuidar de sus crías, siguiendo el ejemplo de Olegario. En honor a su espíritu intrépido y su generosidad, los antechinus decidieron nombrar a la temporada de apareamiento "La Temporada de Olegario". Cada año, recordaban la valentía de Olegario y le daban gracias por su sacrificio, recordando que el amor y la protección a la familia son valores fundamentales. Así, la historia de Olegario se transmitió de generación en generación, convirtiéndose en una leyenda que inspiraba a los antechinus a ser valientes, a sacrificarse por el bienestar de su especie y a amar y proteger a sus crías con todo su corazón. Y así, el nombre de Olegario quedó grabado en la memoria de los antechinus, recordándoles que incluso en la oscuridad más profunda, el amor y el sacrificio pueden iluminar el camino hacia un futuro mejor. JOSÉ PARDAL

Conviértete en un seguidor de este podcast: https://www.spreaker.com/podcast/cuentos-fantasticos-y-asombrosos--6351155/support.