Sebastián, de Bucaramanga, relata cómo, tras la muerte de su padre, comenzó a tener pesadillas cada vez más oscuras y vívidas, acompañadas de fenómenos paranormales en su casa. En una de las experiencias más aterradoras, vio la figura de su padre deformándose, lo que lo dejó paralizado de terror. Un sacerdote le explicó que algunas almas no encuentran descanso, dejando puertas abiertas entre el mundo de los vivos y el más allá.