El próximo 23 de julio, más de 35 millones de españoles han sido convocados para elegir a la persona que deba dirigir el Gobierno del país durante los siguientes cuatro años. También habrá que elegir a diputados y senadores. Esta convocatoria se sale de lo habitual porque fue anunciada tan solo unas horas después de que se hubieran conocido los resultados de las elecciones municipales, en las que el Partido Socialista obtuvo muchos menos votos de los que esperaba. La campaña electoral se prevé a contrarreloj y amenaza con ahondar en la polarización y los populismos de distinto signo que se han venido acrecentando a lo largo de esta legislatura. Ante esa situación, la Iglesia y los católicos no pueden quedarse al margen ni pasar de largo, pero tampoco dejarse embaucar. Defender la verdad y la vida, así como todas las vidas y la dignidad de todos, nunca puede ir de la mano de radicalizar discursos y echar más leña al fuego en la plaza pública. La madera de la fe, dentro y fuera de una campaña electoral, mejor para construir puentes.
