Francisco cumple diez años de pontificado, aun cuando algunos imaginaron que sería un pontificado de transición. En este tiempo ha habido muchos cambios en la Iglesia, pero no son fruto de las ocurrencias del papa porteño, sino que brotan del aggiornamento que apuntaló Pablo VI. Por eso, dado que la palabra revolución puede llevar asociado cierto matiz violento, esta década ha propiciado una evolución desde ese planteamiento bergoglio de abrir procesos que sean irreversibles. Esta apuesta se traduce ahora en la sinodalidad, en ese caminar juntos, abiertos a la escucha atenta del Espíritu, en una comunidad poliédrica y horizontal que sepa rescatar la esencia de aquellos primeros hombres y mujeres que acompañaron a Jesús hasta la cruz, pero que continuaron adelante sin miedo como apóstoles de la Resurrección.