Ha comenzado en España la campaña de la Declaración de la Renta. En ella, la ciudadanía puede marcar la casilla del 0,7% para apoyar las labores de la Iglesia y otras organizaciones sociales. En algunos sitios es visto como un elemento conflictivo el hecho de que el Estado financie a la Iglesia Católica. Esta semana, nos adentramos en el rédito que recibe la sociedad a cambio, en la medida que la Iglesia actúa como el principal motor de empleo del país, solo por detrás del propio Estado. Hasta 600000 personas contratadas en muy diversas áreas. Sin embargo, el amplio paraguas de realidades eclesiales y la labor callada que se continúa realizando provoca que este aporte, tangible en salarios e intangible en cohesión social, no se aprecie y quede eclipsado por falsos estereotipos. La Iglesia no es una empresa, ni pretende serlo, pero tampoco puede vivir ajena a las reglas del juego de esta sociedad mercantilizada.