Es inevitable que te preocupes.Es inevitable que te angusties.Es inevitable que pierdas la paz.Pero así como te preocupas, también puedes invertir en confiar.Aquí está la verdad que nadie te dice: la confianza en Dios no es automática. La fe no es automática.Se ejercita. Como un músculo.Piensa en esto: inviertes tiempo, energía y esfuerzo preocupándote, angustiándote, sosteniendo en tu mente el mismo problema una y otra vez. Le das vueltas. Lo analizas. Lo cargas.¿Y si invirtieras ese mismo tiempo y esfuerzo en desarrollar confianza en Dios?Porque la fe se puede ejercitar. Igual que ir al gimnasio.En este episodio descubrirás: