Bong Cheol Hui vivía en una pequeña y pintoresca isla llamada Seonhwa, situada en el Mar Amarillo. La isla era un paraíso de playas doradas, bosques exuberantes y aguas cristalinas. A pesar de la belleza del lugar y la tranquilidad de su vida, Bong Cheol Hui se sentía solo. Era un hombre trabajador y dedicado a su comunidad, pero anhelaba encontrar a alguien con quien compartir su vida y sus sueños