En un pequeño pueblo costero llamado Viento Azul, donde las olas del mar chocaban suavemente contra las rocas y las estrellas se reflejaban en la superficie del agua, vivía Elisa, una joven que había crecido entre las páginas de los libros de su abuela, soñando con aventuras que nunca llegarían. El pueblo, conocido por su tranquilidad, era el lugar perfecto para alguien como ella, pero también el más aislado de todos. Elisa había decidido, a muy temprana edad, que el amor era algo que solo existía en las historias, algo inalcanzable para alguien tan simple y tan reservada como ella.