El crimen Social Impagable.
La frase es dura, pero necesaria: En Colombia, la educación es sinónimo de riqueza. Y hay una razón de fondo, una estrategia silenciosa, un verdadero genocidio educativo que se gestó durante dos décadas críticas. Tras una lectura acuciosa y un análisis profundo de la tesis doctoral de Gómez (2018), la conclusión es contundente. La educación en Colombia fue atacada de forma agresiva, descarada y sin miramientos —una acción que podemos calificar como 'sin hígado'— por parte de las élites.
Entre 1993 y 2013, las élites empresariales no solo influyeron, sino que, según el estudio, patrocinaron a congresistas para lograr un único objetivo. Desfinanciar la educación pública. Esto no es una teoría; es un hecho documentado de cómo los presupuestos de investigación científica, la calidad, la infraestructura y las oportunidades de ingreso para nuestros jóvenes fueron sacudidos hasta casi desaparecer.
Los poderosos garantizaron a toda costa el mantenimiento de un pueblo sumergido en la ignorancia. ¿Por qué? Porque si la base se educa, aprende a votar, controlar, exigir y hacer el control político que necesita todo gobierno, sea municipal, departamental o nacional.
El estudio de Gómez, "Las élites colombianas entre 1993 y 2013", revela cómo esta desfinanciación debilitó las instituciones, incrementando brutalmente la desigualdad social. La educación, en lugar de ser un derecho y un motor de ascenso social, se convirtió en una mercancía dentro de un negocio muy lucrativo.
¿El resultado? Un pueblo es incapaz de entender las prácticas y discursos de los administradores que manejan las instituciones del Estado, las cuales se han configurado como un monopolio rentístico distribuido entre las familias poderosas tradicionales del país. ¡Es una estrategia para mantener el orden social y económico a su favor!
La deuda social que tiene el gobierno con la sociedad, especialmente con los jóvenes, es ardua. Por eso, el mensaje es claro. Cualquier actor político que aspire a ser elegido por voto popular, o a ocupar cargos públicos relacionados con la educación, debe tener una claridad meridiana: Los rubros en educación deben ser alimentados con mucho más presupuesto.
Y no para robar, si no para que se vean los resultados en la educación. Aquel que no tenga esta convicción, NO estaría dentro de sus electores a ser visto como vehículo para un cambio. Una sociedad con altos índices de educación es el único camino para reducir la desigualdad social que carcome a Colombia.
📚 El Rincón del Martes #84
🎙️ Pía Francisco Javier Álvarez Pulgarín
📍 Universidad del Valle, Cali – Colombia
📆 noviembre 04 de 2025