La economía circular es un modelo económico que busca reducir el desperdicio y aprovechar al máximo los recursos disponibles. A diferencia del modelo tradicional, conocido como economía lineal —que se basa en producir, usar y desechar—, la economía circular propone un ciclo continuo en el que los productos, materiales y recursos se reutilizan, reparan, reciclan o transforman para generar un nuevo valor.
Este enfoque se inspira en los procesos de la naturaleza, donde nada se desperdicia y todo se reintegra al sistema. En la práctica, esto significa diseñar productos duraderos, fáciles de reparar y que puedan desmontarse para reciclar sus componentes. También implica repensar los procesos industriales, fomentar el ecodiseño y promover el consumo responsable.
La economía circular no solo es beneficiosa para el medio ambiente, al reducir la extracción de materias primas y la generación de residuos, sino que también ofrece ventajas económicas, como la creación de empleo verde y la disminución de la dependencia de recursos escasos.
En resumen, la economía circular representa un cambio de mentalidad: pasar de “usar y tirar” a “reutilizar y regenerar”, apostando por un modelo más sostenible, eficiente y respetuoso con el entorno natural y social.