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Dios Y Yo Salmos 103:2 Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. El que recuerda lo bueno que ha ocurrido en su vida, siempre estará agradecido. Muchas veces nosotros olvidamos las cosas buenas que nos ocurren; somos expertos en recordar las cosas malas, pero olvidamos fácilmente las cosas buenas. Por ello, el salmista nos hace un recordatorio muy pertinente: "Bendice, alma mía, a Jehová, y nunca olvides ninguno de sus beneficios". Recordar las cosas buenas que nos ocurren nos hace tener un corazón agradecido. Estimado lector o escucha, no sé cuántas cosas buenas puede recordar en su vida que Dios haya hecho con usted. Nadie puede decir lo contrario, que Dios nunca ha sido bueno con él, porque el simple hecho de estar en esta tierra es gracias a Dios. Luego podemos bendecir el nombre de Jehová por tantas bondades que recibimos a diario de parte de Dios para nuestras vidas. Es importante que recordemos con agradecimiento todo lo bueno que Dios hace con nosotros. Por eso el salmista nos dice: "Bendice, alma mía, a Jehová". Esa bendición que brota del alma tiene una razón de ser, y no es por algo que Dios va a hacer todavía, sino por algo que Él ya hizo en nosotros. Porque, atienda lo que el salmista recita en este pasaje: "Y no olvides ninguno de sus beneficios". Eso significa que Él ya nos bendijo, no es que nos va a bendecir, ya hemos disfrutado de sus bendiciones, y esto debe provocar un corazón agradecido que bendice con el alma a Dios. Estimado lector o escucha, no sé cuántas veces se ha detenido a recordar lo bueno que Dios ha sido con usted. Pero permítame invitarle a hacer este ejercicio mental y recordar las abundantes bendiciones de Dios en su vida. Hay un hermoso himno de nuestro himnario Corazón y Vida, de nuestra iglesia Evangélica Amigos, que dice: "He tratado de contar los beneficios del Señor, y sus dones para mí enumerar." Luego el himno nos dice que son muchos los beneficios, como la arena del mar, y termina diciendo: "¡Oh, bendice, alma mía, a Jehová!" Esa alabanza debe brotar continuamente de nuestras bocas, pero no solo de nuestra boca, sino, como el salmista lo dice, bendecir a Jehová con el alma. Hoy quiero invitarle a recordar todas las bendiciones que Dios ha derramado sobre su vida, a bendecir con el alma a nuestro Dios y a ser agradecidos por todas sus bendiciones. Que Dios les bendiga, amados hermanos. Pastores Marroquín