Dios y Yo Gálatas 4:7 Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo. No todos somos hijos de Dios; todos somos creación de Dios. Hijos somos cuando Cristo Jesús gobierna nuestro corazón. El texto de hoy nos habla de esta transformación que ocurre en la vida de todo ser humano que reconoce a Cristo como su Salvador. De hecho, el pasaje habla sobre la transferencia que ocurre: de esclavos a hijos. Antes que Cristo viniera, la humanidad estaba condenada a la esclavitud del pecado. En este caso, refiriéndose al pueblo de Israel, el pasaje dice que el pueblo era esclavo de la ley. Pero cuando Cristo vino, esa condición cambió: de esclavo a hijo y heredero. Todo esto se logró a través de Cristo Jesús, que vino a su tiempo —dice la Palabra— para entregar su vida por todos. Qué maravilloso es poder comprender esta parte: ahora nosotros somos hijos. Muchas personas creen que por haber sido creados por Dios, todos por naturaleza somos hijos de Dios. Pero la Palabra nos habla de la separación que ocurrió en esa relación que al principio tenía el ser humano con Dios, una relación que el pecado vino a distorsionar. La nueva naturaleza en Cristo Jesús nos vuelve a unir a esa relación de hijos que habíamos perdido. Ahora la Palabra nos dice que no solamente somos hijos, sino también herederos. Qué bonito es poder retomar esta relación, que antes teníamos con Dios, pero que únicamente se puede restaurar a través de Jesucristo. No olvidemos que nuestra relación con Dios depende totalmente de cómo está nuestra relación con Cristo. ¿Sabe usted lo que dice la Palabra? "A todos los que le recibieron, a los que creen en Cristo Jesús, les dio la potestad de ser hechos hijos de Dios". También nos dice que nadie viene al Padre si no es a través de Jesucristo. Por lo tanto, no crea esa frase de que todos somos hijos de Dios. Todos podemos llegar a ser hijos de Dios, pero solo si recibimos a Jesucristo como nuestro Salvador. Así que usted puede disfrutar de este título desde ahora en adelante: hijo de Dios. Si no, la Palabra dice que estamos condenados a ser esclavos del pecado. Por lo tanto, no podemos ser ni hijos ni herederos. La buena noticia es que Cristo Jesús murió en la cruz del Calvario para que usted y yo pudiésemos ser hijos de Dios. No olvide entregarle su vida a Jesucristo. No olvide confesar sus pecados a Jesucristo. No olvide abrirle la puerta de su corazón a Jesucristo. Así que en este día, si usted ya tiene a Cristo Jesús en su corazón, usted ahora es hijo de Dios. Que Dios les bendiga, amados hermanos. Pastores Marroquín