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Dios Y Yo Salmos 100:5 Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones. Nuestra alabanza a Dios debe brotar, no por lo que Él hace, sino por lo que Él es. Alabemos a Dios porque Él es bueno. La Palabra de Dios hoy nos dice algo muy hermoso: nos dice que la esencia de Dios es ser bueno y misericordioso. Por ello debemos nosotros alabarle. El pasaje inicia diciéndonos: “Cantad alegres a Jehová, habitantes de toda la Tierra”, y termina con una alabanza también maravillosa: que debemos alabarle porque Él es. Él es bueno y para siempre es su misericordia. ¿Se da cuenta usted que nuestra alabanza debe brotar a Dios no por lo que Él ha hecho, o está haciendo, o hará en nosotros, sino por lo que Él es? Por su esencia, por su naturaleza: porque es bueno, porque es misericordioso, y para siempre es su bondad, nos dice su Palabra. Por ello nuestra alabanza a Dios debe brotar por lo que Él es, no por lo que Él hace. Estimado lector o escucha, cuando nosotros rendimos nuestra adoración y alabanza a Dios por lo que Él es, por su esencia, por su naturaleza, es porque hemos comprendido realmente lo que Dios es para nosotros. Muchas personas alaban y adoran a Dios cuando les sucede algún beneficio en sus vidas, pero una alabanza por lo que Él es, sin duda, es mucho más significativa que una alabanza por lo que Él hace. Por ello, nuestro reto en este día es que debemos alabar a Dios por la esencia de Dios, por lo que Él es para nosotros. Miremos lo que el pasaje nos está recordando a nosotros acerca de lo que Dios es. Dice que debemos alabarlo porque Él es bueno. La naturaleza de Dios es ser bueno. Pero luego nos dice que también debemos alabarle porque para siempre es su misericordia. Cuando hablamos de la misericordia, estamos hablando de esa virtud tan maravillosa que Dios tiene. Una definición sencilla de misericordia es: “Disposición a compadecerse de los sufrimientos y miserias ajenas.” Y eso es precisamente lo que Dios ha hecho con nosotros: compadecerse de nuestras miserias. Pero la Palabra también dice que debemos alabarle por su bondad, por su misericordia, pero no cualquier misericordia, sino una misericordia eterna: “Porque para siempre es su misericordia.” Que debemos alabarle también porque su verdad es por todas las generaciones. Esto da a entender que no es falso, es verdadero, y todo lo que Él ha dicho o prometido es verdad por todas las generaciones. Es por eso que nosotros alabamos a Dios por estas tres razones tan importantes: porque Él es bueno, porque Él es misericordioso, y porque Él es verdadero. Qué bueno es tener clara la razón por la cual nosotros alabamos y adoramos a nuestro Dios. Por ello, cuando iniciábamos dábamos a entender que nuestra alabanza a Dios brote de nuestro corazón, no por lo que Él hace con nosotros, sino por lo que Él es para nosotros. Que Dios les bendiga, amados hermanos. Pastores Marroquín