Dios y Yo S. Juan 20:18 "Fue entonces María Magdalena para dar a los discípulos las nuevas de que había visto al Señor, y que él le había dicho estas cosas." El mundo debe saber que hay salvación en Cristo Jesús. Esta es la buena noticia que todo cristiano debe dar a conocer a la humanidad: que hay salvación en Cristo Jesús. El pasaje que hoy estamos leyendo nos muestra el momento en que Jesús resucitó y se les apareció a unas mujeres. Específicamente, María Magdalena no dudó ni titubeó en dar a conocer lo que había ocurrido. Primero, testificó que había estado con el Señor, y eso fue suficiente para que su vida ya no fuera la misma. ¡Había visto al Señor! Esto fue el detonante para que sus labios no se quedaran callados nunca más. Corrió y proclamó que había visto a Jesús. Muchos de nosotros estamos aún en silencio, a pesar de decir que tenemos a Cristo en el corazón. Sin embargo, María Magdalena no permitió que nada la callara. Luego, la Palabra nos dice que obedeció a lo que Jesús le había dicho: "Que él le había dicho estas cosas." El mensaje que llevaba era preciso y lo comunicó a los discípulos. Por lo tanto, nosotros tampoco podemos dejar de testificar que hemos visto a Cristo y que Él es el único que puede dar salvación. Esa es la buena noticia que debemos anunciar constantemente. No podemos quedarnos callados ni de brazos cruzados mientras el mundo perece sumido en condenación por sus pecados. Nosotros sabemos que alguien ya pagó el precio por nuestros pecados, y lo único que debemos hacer es reconocer a Jesucristo como nuestro Salvador para obtener la salvación. Si realmente hemos experimentado la salvación en Cristo, no podemos permanecer en silencio. Él nos dio una orden: anunciar al mundo que Él es la salvación. Estimado lector o escucha, no sé cuánto ha experimentado de Cristo en su corazón, pero solo hay dos grupos de personas que podrán leer este devocional: 1. Aquellos que han experimentado a Jesucristo en sus vidas. 2. Aquellos que aún necesitan experimentarlo. El primer grupo no puede quedarse callado; debe ir y anunciar al único Salvador para que el segundo grupo lo conozca. Sin embargo, lo que es seguro es que ninguno de los dos grupos puede permanecer pasivo. Los que ya conocen a Cristo deben anunciarlo, y los que aún no lo conocen deben recibirlo. Por lo tanto, no dejemos de anunciar esta buena noticia. Que Dios les bendiga, amados hermanos. Pastores Marroquín