Listen

Description

Dios y Yo S. Mateo 6:11 "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy." Nuestra provisión no proviene únicamente de nuestro trabajo ni de nuestra capacidad para generar recursos; nuestra provisión viene de Dios. Al analizar este fragmento de la oración modelo que Jesús enseñó a sus discípulos, comprendemos que la provisión diaria debe venir de Él. De hecho, dentro de las peticiones de la oración, la primera que se menciona es la de provisión: "El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy." Esto nos enseña que la dependencia total de Dios es fundamental en nuestra vida. Cuando el pasaje menciona "el pan nuestro de cada día", no solo se refiere al alimento físico, sino a toda provisión material que necesitamos. Debemos reconocer que Dios es el proveedor absoluto, lo que nos lleva a abandonar la confianza en nuestras propias fuerzas, habilidades y recursos. No somos los proveedores máximos de nuestra vida; es Dios quien nos sustenta. Comprender esto nos ayuda a caminar en una verdadera dependencia de Él. Sin embargo, esto no significa que debamos permanecer inactivos, esperando que Dios lo haga todo. Nuestra responsabilidad es esforzarnos y hacer nuestra parte, mientras confiamos en que Dios proveerá lo que nos falta. Un ejemplo claro es el pueblo de Israel en el desierto: Dios les dio maná del cielo, pero ellos debían recogerlo diariamente. Si intentaban guardar más de lo necesario, este se echaba a perder, enseñándoles a confiar en la provisión diaria de Dios. Para nosotros, depender de Dios de esta manera puede resultar difícil, pues solemos confiar en lo que hemos almacenado o en nuestras propias capacidades. Pero hoy aprendemos que la provisión de Dios debe ser nuestra seguridad y sustento cada día. Como dice una conocida frase: "vivamos un día a la vez", confiando plenamente en que Dios nos proveerá lo necesario. Que hoy sea el inicio de una vida donde nuestra confianza no esté en nosotros mismos ni en lo que poseemos, sino únicamente en Dios. Aprendamos a depender completamente de Su provisión. ¡Que Dios les bendiga, amados hermanos! —Pastores Marroquín