Listen

Description

Dios y Yo S. Mateo 23:37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! Siempre la rebeldía nuestra será evidente con el gran amor de Dios. El texto que hoy estamos estudiando es específicamente cuando Jesús ve a Jerusalén, y llora por ella, y expresa con dolor cuál ha sido el comportamiento de este pueblo contra Dios. Les recuerda que ha matado a los profetas, que se ha opuesto a los designios de Dios, y que ha levantado su puño en contra de su Creador. También les hace ver cuál ha sido la actitud de Dios para su pueblo: una actitud protectora y de amor. Les recuerda esta ilustración de la gallina y los polluelos, cómo ha querido protegerlos, cómo ha querido guardarlos, y ellos han sido rebeldes, aun cuando ven el gran amor de Dios. La historia no ha cambiado mucho en nosotros, los que no somos el pueblo literal de Dios. Dios ha querido también mostrar su amor para con nosotros, ha mandado a su Hijo para que nosotros podamos tener salvación. La rebeldía humana sigue idéntica, oponiéndose a la voluntad de Dios, al amor de Dios, rechazando la única oportunidad de salvación que se tiene en Cristo Jesús, olvidando que Dios, todo lo que quiere, es salvarnos. Y nosotros, cada vez más, nos volvemos contrarios a ese propósito de Dios para salvarnos. No somos menos rebeldes que el pueblo de Israel en la antigüedad; tenemos siempre esa actitud de rebeldía contra Dios. Por lo tanto, estimado lector o escucha, seamos conscientes de que necesitamos humillarnos delante de Dios y dejar que su amor nos envuelva, porque, al igual que a su pueblo, Él nos sigue llamando con ese amor paternal hacia nosotros, estimado hermano o amigo. Es importante que nosotros podamos reflexionar en cuanto a nuestra actitud, y que, de una forma o de otra, estemos rechazando ese maravilloso amor que Dios tiene para nosotros, ya sea con una actitud contraria o una actitud rebelde, y no estamos aceptando ese amor maravilloso de Dios en nuestras vidas. Ya no rechacemos ese amor que Dios quiere darnos con una actitud rebelde, alejándonos más de Él, huyendo de su presencia. Al contrario, seamos dóciles y dejémonos abrazar por ese amor maravilloso que Dios tiene para nosotros, y convirtamos esa actitud de rebeldía en aceptación a ese amor maravilloso que Dios nos ha dado. Propongamos en nuestro corazón ya no ser rebeldes en contra de ese amor maravilloso de Dios para nosotros. Que Dios les bendiga, amados hermanos. Pastores Marroquín