Listen

Description

No olvides: Dios está contigo. Él te llamó.
Por el Padre Jaime Hinojos (Abba Jimmy).

Como cada día, momento, minuto y hora, presenta este día al Señor y preséntate ante él de rodillas. Con los brazos levantados en adoración, reconoce a Dios como Creador y Padre.
La invitación de hoy en el Oficio de Lectura dice: "Adoremos a Dios porque él nos ha creado".

Mira lo que dijo San Ambrosio sobre los misterios:
"Habéis sido bautizados en el nombre de la Trinidad. Habéis profesado -no lo olvidéis- vuestra fe en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Vivid según lo que habéis hecho. Por esta fe habéis muerto para el mundo y habéis resucitado para Dios, y, estando sepultados en ese elemento del mundo, habéis muerto al pecado y habéis resucitado a la vida eterna.”
Hay una expresión muy usada que todos hemos escuchado o usado muchas veces, o nos la han dicho; y dice así: "Sé tú mismo". Pero hoy, te digo una frase mejor, deja que Dios sea Dios en ti. Deja que Dios actúe en ti. Entonces, "¿Ser tú mismo? No. En lugar de eso, deja que Dios esté en ti y sea en ti".

Mira el diálogo entre Dios y Moisés:
«El clamor de los israelitas me ha llegado, y he visto cómo los egipcios los tiranizan. Y ahora, marcha, te envío a Faraón para que saques a mi pueblo, los hijos de Israel".
Moisés respondió a Dios:
"¿Quién soy yo para ir ante Faraón o sacar a los hijos de Israel de Egipto?"
Dios respondió:
"Yo estoy contigo; y esta es la señal de que te envío: cuando saques al pueblo de Egipto, adorarás a Dios en este monte" (Éxodo 3:10-12).

¿Quién fue llamado a liberar al pueblo esclavizado? Moisés. ¿Quién realizó la tarea de la liberación? Dios mismo a través de Moisés. Entonces, la tarea que tienes por delante, reconoces que es mucho para ti. Pero también debes reconocer que Dios está contigo y quiere hacer esta tarea contigo ya través de ti. Entonces, confía en Dios; él te llamó. Él te eligió. Por monumental que sea el trabajo, Dios tiene el poder de hacerlo a través de ti. Confía más en Dios y menos en tus fuerzas.

Consejo práctico: No desprecies en tu corazón a ninguno de los elegidos del Señor para que no quedes estéril hasta el día de tu muerte. (cf. II Samuel 6:1-23).